Teodorico VI de Holanda

Sin embargo, durante algunos años gobernó con acierto y defendió valerosamente los derechos de su hijo.

Ésta se presentó en 1125 con la muerte de Enrique V al sucederle Lotario II.

Carlos el Bueno, acababa de ser asesinado en Brujas sin dejar herederos directos que pudieran sucederle.

[3]​ Teodorico alcanzaba la mayoría de edad y se preparaba para tomar por sí mismo las riendas del gobierno.

El conde asedió enseguida la ciudad obispal y se aprestó a tomarla al asalto; pero fue detenido por una piadosa astucia del obispo.

Herberto, como prenda de que la ofensa del conde le había sido perdonada, le dio el ósculo de paz y la reconciliación fue tan sincera entre estos dos enemigos que, hasta su muerte, vivieron en la más perfecta armonía.

[6]​ Para ello contó también con la ayuda del emperador Conrado III a quien había apoyado tras la muerte de Lotario II.

El mecenas: Teodorico VI y su madre visitan el taller de la abadía de Egmond (Ch. Rochussen, 1881)