Regresó a Japón en 1404 y se estableció en Kioto, por entonces la capital del imperio.
Tras alcanzar esta posición, Shūbun usó su poder para promocionar la pintura a tinta monocroma (o sumi-e).
Durante toda su vida, Shūbun fue asociado con el famoso templo budista zen Shōkoku-ji.
Otro alumno importante pudo haber sido Kanō Masanobu, quien sucedió a Shūbun como jefe de pintores del shogunato Ashikaga, y también fundó la Escuela Kanō de pintura.
A imitación de los modelos chinos, el cuadro busca que el espectador asuma la miranda contemplativa del sabio en su fusión con la naturaleza.