Siendo su propósito principal el ser exhibido en una gran metrópoli, su diseño complicaba orientarlo hacia objetos astronómicos, limitando considerablemente su uso científico.
Un año después del final de la exposición, sus constructores no habían podido encontrar un comprador.
El ocular del telescopio podía desplazarse sobre unos raíles hasta 1,5 metros para enfocar las imágenes.
El espejo fue fabricado por la vidriera Jeumont del norte de Francia, dirigida por Georges Despret.
[1] Cuando se inició la Exposición de París solo estuvo a punto la lente del objetivo fotográfico.
La sala que finalmente albergó el siderostato con el espejo disponía de un domo móvil para dejar acceso directo al cielo.