En la época de Henry Purcell, no había uno solo en Londres.
[3] En una sala tradicional, el auditorio tiene forma de herradura, su envergadura define pues el aforo.
En sus costados, hay filas de balcones y palcos.
Tiene por lo general un foso, en el que se puede alojar una orquesta con los músicos sentados a un nivel inferior al del auditorio, para que su interpretación no acalle la de las voces en el escenario.
Una ópera puede tener un extenso elenco de personajes, coros, bailarines y supernumerarios.