Sus orígenes de remontan a 1838, y, puesto que la capilla estaba en aquel entonces en desuso, el ayuntamiento no observó ningún problema en conceder el permiso para representar obras allí.
[1] Tal edificio estaba construido en casi su totalidad de madera, siendo el resto el hierro que sujetaba la estructura y el peso del tejado.
Así pues, la actual fachada adolece de un carácter eminentemente ecléctico, aunque cercano al clasicismo.
A continuación el ayuntamiento funda una Escuela-Taller en colaboración con el INEM para proseguir las obras de restauración del teatro.
La ubicación se respetó tal como en el plano original, en el que aparecen dos espacios libres a ambos lados del edificio.
Los cambios más notables realizados en el interior consistieron en un techo falso que mejorara la acústica y en rectificar el desnivel del escenario.