Tea
En la mitología griega, Tea, Tía o Teya (en griego Θεία, Theía, «divina»), era considerada como la titánide de donde procede toda la luz,[2] y descrita con menor frecuencia como Etra (Αἴθρα, Aíthra, que sugiere la forma femenina de «éter», cielo luminoso).[4] Los himnos homéricos ofrecen además otros dos nombres para la diosa, que también nos hablan de sus atributos divinos: Eurifaesa (Εὐρυφάεσσα Eurypháessa, «de amplio brillo»)[5] y probablemente también Icnea (Ιχναίη, Ichnaíe, algo así como «rastreadora u observadora»);[6] en esta advocación Tea era una diosa profetisa del templo oracular de Ftía, al igual que sus otras hermanas intervenían en otros oráculos, especialmente Temis.[8] Según la Teogonía Tea se entregó al amor de su hermano Hiperión, dios "de las alturas", y ella le parió a las lumbreras de los cielos: «al alto Helios, la brillante Selene y Eos que alumbra a todos los seres de la tierra y los inmortales dioses que habitan el vasto cielo».[9] Diodoro la refiere explícitamente como Basilea («reina») y dice que es la mayor de entre sus hermanos.Tras la Titanomaquia se marchó a vivir en el palacio de Helios, ubicado en las corrientes del río Océano, donde espera cada noche a su hijo, que viaja en una enorme copa de oro.