Se instaló junto a Madaura, donde vivió el mejor período de su carrera.
Durante la década de 1950, se adhirió al socialismo, leyendo historias épicas.
En 1989, presidió la asociación cultural «Aljahidhiya» para hacer debates críticos, de acuerdo con su propio lema: «No hay compulsión en la opinión»".
Según explicó su proyecto se basaba principalmente en «liberar la identidad argelina para convertirla en árabe-bereber-islámica».
[4] Sus obras han sido traducidas a numerosos idiomas: francés, inglés, alemán, ruso, italiano, búlgaro, griego, portugués, vietnamita, hebreo, ucraniano, etc.[3]