Los ciudadanos de estas localidades les pagarían a los tamborileros con especias o con dinero.
Las pieles se tensan con cuerdas y abrazaderas de cuero u otro sistema más moderno.
Suele tener poco peso para que el portador lo pueda llevar colgado del brazo izquierdo, mientras lo golpea con una sola baqueta empuñada por la mano derecha.
La decoración solía reunir los clásicos elementos como cruces, peces, pájaros o el árbol de la vida.
[2] Es típico de la península ibérica su forma varía notablemente dependiendo la zona geográfica donde se utilice.
[2] El tamboril también suele servir de acompañamiento a flautas y dulzainas en las provincias castellanas leonesas y valencianas, pero en zonas aisladas como Jaca o Yebra de Jasa, en Huesca, y comarcas del País Vasco francés en las que la flauta también se acompaña con un salterio de cuerdas (también llamado chicotén en Zaragoza o ttun-ttun en el País Vasco).
Si bien no puede asegurarse que su origen sea militar, tuvo mucha relación con actividades marciales por resultar su sonido enardecedor para los soldados.