Sus bordes están endurecidos con quitina y pueden contener diminutos dentículos similares a dientes.
Las ventosas se limitan a la punta espátula del tentáculo, conocida como manus.
El caparazón del molusco se reduce a una "pluma" quitinosa longitudinal interna en la parte funcionalmente dorsal del animal; la pluma actúa para endurecer el calamar y proporciona uniones para los músculos.
[2] Los calamares son buenos nadadores y ciertas especies pueden "volar" distancias cortas fuera del agua.
Sus tentáculos fuertemente musculados están dotados de ventosas y si se arrancan no vuelven a crecer.
Su concha es interna, a diferencia de otros animales similares, como el pulpo, que carecen de ella; y está formada por una pieza delgada y plana unida a su cuerpo.
Disponen de un órgano llamado hipónomo, que les permite moverse al expulsar agua a presión.
La boca del calamar está equipada con un pico afilado, que utiliza para matar y despiezar a sus presas en trozos manejables.
Son voraces, de movimientos muy rápidos y con un crecimiento muy acelerado; pueden llegar a ser muy abundantes en algunos mares.
Los calamares gigantes están muy presentes en la literatura y el folclore tradicional, en la mayoría de los casos asociados a terribles ataques.
Los calamares tienen un cerebro complejo en forma de anillo nervioso que rodea el esófago, encerrado en un cráneo cartilaginoso.
[2] Los ojos emparejados a ambos lados de la cabeza, están alojados en cápsulas fusionadas con el cráneo.
[6] Los estatocistos participan en el mantenimiento del equilibrio y son análogos al oído interno de los peces.
Los peces depredadores también pueden verse disuadidos por la naturaleza alcaloide de la descarga, que puede interferir con sus quimiorreceptores.
Diversas especies de calamar son muy utilizadas en cocinas tan distintas como la japonesa, española o la italiana.
[cita requerida] Sin embargo, los calamares gigantes pueden ser peligrosos si un humano se encuentra con uno, siendo el cachalote su único depredador.