Por medio del motu proprio, el Papa instituía las comisiones preparatorias del Concilio Vaticano II: obispos, disciplina del clero y de los laicos, religiosos, teología, sacramentos, liturgia, seminarios, apostolado de los laicos, Iglesias orientales y misiones.
Las temáticas de las comisiones correspondían a los temas propuestos por los obispos, superiores generales y facultades de teología y derecho para el Concilio.
También contaba con expertos y consultores escogidos.
Se creaba también una comisión central formada por los presidentes de cada comisión temática y el «secretario general» (la presidencia de la comisión central quedaba en manos del mismo pontífice).
Al día siguiente, el 6 de junio, el papa Juan XXIII nombró al primer secretario general de la comisión central: Monseñor Pericle Felici.