A consecuencia de ello, estas estrellas son sumamente calientes, correspondiéndoles el color de sus superficies (azul o blanco azulado) a los tipos espectrales O y B.
Durante el proceso deben pasar algún tiempo como supergigantes amarillas o hipergigantes amarillas, pero esta expansión se produce en unos pocos miles de años, por lo que estas estrellas tienden a ser raras.
Las supergigantes rojas de mayor masa expelen sus atmósferas exteriores y evolucionan nuevamente a supergigantes azules, y posiblemente en adelante hacia estrellas Wolf-Rayet.
No está claro si las supergigantes azules más masivas pueden perder suficiente masa como para evolucionar de forma segura hacia una agradable etapa de vejez como una estrella Wolf Rayet y, finalmente, hacia una enana blanca, o llegar a la etapa Wolf Rayet y explotar como supernova, o explotar como supernova siendo aún supergigantes azules.
Probablemente la supergigante azul más conocida sea Rigel (β Orionis), que con una magnitud aparente de +0,12 es la estrella de este tipo más brillante en el cielo nocturno.
En la siguiente tabla se recogen algunas de las supergigantes azules más conocidas.