Sin sospechar una traición, Sun Bin fue acusado falsamente de intentar un complot.
[4][5] La condena incluyó ser marcado en el rostro y que se le rompieran las rodillas, quedando inválido para siempre.
Una vez allí, le sugirió que dedicara sus días a preparar un tratado con sus conocimientos del arte militar.
Llevaba Sun El Mutilado una vida miserable hasta que pasó por Wei un alto funcionario del reino de Qi.
Al enterarse de que ese hombre brillante se encontraba allí, lo hizo sacar mediante una astucia y se lo llevó con él a la corte de Qi.