El sueño de Nabucodonosor
El mismo narra como un joven hebreo deportado en Babilonia, Daniel, es capaz de relatar e interpretar un sueño que había perturbado al rey Nabucodonosor II.Este decreto también recae sobre Daniel, quien era considerado un sabio pero no había estado ante el rey.Esa misma noche la interpretación le es revelada a Daniel, quien compone una oración de agradecimiento.Aparece entonces una piedra, que no ha sido cortada por manos humanas, la cual golpea los pies de la estatua y la destruye, desplomándose esta al suelo sin dejar rastro.[2][3] Este relato, como gran parte del Libro de Daniel, es un apocalipsis, un género literario en el cual se revela una realidad celestial, tales obras se caracterizan por visiones simbólicas, énfasis en los eventos cósmicos como reflejos de la Historia, la presencia de ángeles y demonios y un personaje conocido que hace de mediador entre el Cielo y el mundo humano; en todos los casos este personaje es pseudónimo, ya que la obra se escribe en su nombre pero en un momento histórico posterior.Los apocalipsis trascienden a las creencias del judaísmo y el cristianismo, aparecen entre el siglo IV a. C. y el siglo II d. C. en el mundo helenístico y romano; muestran influencias de mitologías anteriores o ajenas, referencias a sucesos históricos conocidos, a veces citados de manera equívoca, y la expectativa de que los dioses restaurarán una gloria desparecida o vindicarán a un pueblo oprimido.[4] Esto ha sido establecido más allá de toda duda por los estudios bíblicos y es aceptado incluso por instituciones académicas confesionales.[7] Dentro del libro, este relato asume la forma de un quiasmo, con la siguiente estructura:[8][9] A.Resolución: Daniel y sus compañeros son exaltados (vv.48–49) Al igual que el capìtulo 1 de libro, los primeros tres versículos del 2 están en hebreo, a partir del versículo 4 se lee, en hebreo, "Entonces los caldeos hablaron al rey en arameo".[10] El relato en su forma actual, que combina el relato histórico con la profecía apocalíptica, es de época helenística (los reinos de "hierro y arcilla") entre finales del siglo IV y comienzos del siglo III a. C., sin que puedan darse más precisiones.[11] Este sueño ha sido interpretado como una descripción de los diferentes imperios que han dominado al pueblo judío y la Tierra de Israel, a saber; los imperios babilónico, persa, medo y macedonio.Otros, en cambio, interpretan a los pies de barro como la Unión Europea que, entre los círculos escatológicos, se le llama "La Roma revivida" o "La nueva Roma", dando alusión a esta última, y su rol sobre los estudios de "los últimos Tiempos".