Los subsidios agrícolas permiten administrar el suministro de productos agrícolas e influir en el costo y el suministro de dichos productos.
Ejemplos de tales productos incluyen: trigo, granos alimenticios (granos utilizados como forraje, maíz, sorgo, cebada y avena), algodón, leche, arroz, maní, azúcar, tabaco, semillas oleaginosas como la soja y productos cárnicos como carne de res, cerdo, cordero.
[1] Las ayudas pueden ser de distintos tipos, que se pueden resumir en dos grupos fundamentales: ayudas directas (por kilos, superficies, cabezas de ganado, etc) o ayudas indirectas (rebaja de impuestos sobre productos o gastos necesarios para la actividad agraria).
Los subsidios agrícolas se instituyeron originalmente para estabilizar los mercados, ayudar a los agricultores de bajos ingresos y ayudar al desarrollo rural.
[2] En los Estados Unidos, el presidente Franklin D. Roosevelt firmó la Ley de Ajuste Agrícola, que creó la Administración de Ajuste Agrícola ( AAA).