Política Agrícola Común de la Unión Europea
Por otra parte, los que apoyan a la Política Agrícola Común, argumentan que la ayuda económica para los agricultores, les asegura un estándar de vida razonable imposible económicamente si no existiera.[6] En su origen, la PAC surge en 1962, en una Europa occidental marcada por la posguerra de la Segunda Guerra Mundial.El coste económico de estas medidas alcanzó hasta el 50% del presupuesto comunitario.El coste presupuestario de estas medidas seguía siendo muy elevado, además provocaron distorsiones en algunos mercados mundiales, y sus consecuencias no siempre redundaron en interés de los agricultores, ni de los consumidores, llegando a ser criticadas y hacerse impopulares entre los ciudadanos comunitarios, a la vez consumidores y contribuyentes.Por primera vez se hizo hincapié en una agricultura respetuosa del medio ambiente.Los agricultores tuvieron que prestar más atención al mercado, al tiempo que recibían ayudas directas a la renta, y responder a las nuevas prioridades del público (reforma MacSharry de 1992).La irrupción de los ingentes excedentes europeos en los mercados internacionales, lo que hacía era, por un lado, deprimir los precios mundiales y, por otro, distorsionar los intercambios internacionales haciendo una competencia desleal a los países productores en desarrollo que no podían permitirse políticas tan proteccionistas, marginándolos de esos mercados a pesar de ser más competitivos que la propia CEE.En 2003 se acordó otra nueva reforma fundamental que incluía dos conceptos novedosos: la disociación y la condicionalidad.La explotaciones, para ser rentables deberán optar por producir en función de las demandas del mercado.No obstante se mantiene una cierta estabilidad de ingresos mediante ayudas a la renta.Para controlar los gastos a largo plazo, estos se inscriben en un marco financiero plurianual.Además, en algunos casos, también reciben subvenciones de sus propios países y no lo comunican a la OMC, de manera que hay poca transparencia en las subvenciones que los países pobres dan a sus agricultores, a diferencia de las ayudas europeas, cuyo monto económico siempre se conoce.O incluso que le resultase más rentable no producir porque el producto lo va a vender por debajo de su coste real.Este dinero reducido se dedica a proyectos de desarrollo rural, principalmente.