[1] Ese mismo domingo 14 por la mañana, el "comité revolucionario", que se había declarado responsable de la sublevación el sábado 13, era detenido, ingresando en la cárcel Modelo de Madrid, entre otros, Niceto Alcalá Zamora y Miguel Maura.
Por su parte, otro de los miembros del comité, Santiago Casares Quiroga, era detenido en Jaca, a donde había viajado por orden del comité para detener la sublevación pero que como llegó muy cansado del viaje decidió irse al hotel y dejar la entrevista con el capitán Galán para la mañana siguiente.
Poco después despegaron del aeródromo varios aviones cargados con octavillas llamando a la huelga y a la sublevación para lanzarlas sobre Madrid, pero cuando sobrevolaron la ciudad se dieron cuenta de que la vida seguía con normalidad: la huelga prevista no se había producido ni ninguna unidad militar se había sublevado y salido a la calle.
El comandante Franco que pilotaba uno de los aviones pensó en bombardear el Palacio de Oriente, residencia del rey Alfonso XIII, pero no lo hizo al ver por los alrededores a mujeres y a niños.
[4][3] Cuando el comandante Franco volvió al aeródromo, los conjurados decidieron dar por finalizada la sublevación y huir en avión a Portugal, y desde allí volar a Francia.