Sphodromantis viridis

Estas mantis son de color verde o pardo, pudiendo tomar diversas tonalidades intermedias; pero, lo que las hace identificables son los puntos u ocelos blancos que posee sobre los élitros o alas quitinosas.

[2]​ El pronoto tiene forma semirromboidal, está muy ensanchado en su parte anterior y es más largo que ancho, con el borde finamente aserrado en las hembras.

Podemos encontrarla tanto en zonas de matorral, con clima muy seco, como en jardines y bosques con mayor contenido en humedad ambiental.

[4]​ Vive en sitios bien soleados con arbustos altos y vegetación tupida, desde el nivel del mar hasta los 1000 m, o excepcionalmente los 2500 m. También puede encontrarse en zonas antropizadas como poblaciones, invernaderos y campos de cultivo.

Una vez localizada la presa, la mantis se muestra como un insecto muy ágil y veloz en sus movimientos.

Para capturar a sus presas estira velozmente el conjunto articulado de sus patas anteriores, plegándolas y retrayéndolas rápidamente en torno al tórax o abdomen de la presa.

Las mantis devoran con sus fuertes mandíbulas a sus presas inmediatamente después de su captura.

Este es complejo y no exento de problemas, principalmente para el macho que frecuentemente suele acabar devorado por la hembra.

Con frecuencia la hembra se come la cabeza del macho, quedando este decapitado.

Parece ser que este hecho estimula la capacidad reproductiva del macho.

La hembra deposita, a final de verano o en otoño, sus huevos en montoncitos espumosos llamados ootecas, que ata a las ramitas o coloca debajo de piedras y maderas.

Detalle de la mancha blanca de la "Sphodromantis viridis". Ejemplar de Piedrabuena, Ciudad Real, España, en 2016.
Ooteca de Sphodromantis viridis