Estos estróbilos están formados por un eje central con varios verticilos de brácteas que se fusionan en su base.
Estos vegetales probablemente desarrollaban un hábito trepador o rastrero en ecosistemas pantanosos.
Los nudos suelen presentar un leve engrosamiento y se ha observado en algunos de ellos una ramificación lateral única.
Cada verticilo está formado por 6, 9, 12, 18 hojas o más aunque no siempre múltiplos de 6.
Las hojas no se fusionan en su base y mantienen su peciolo bien independizado en el nudo.
[1] El borde apical de la lámina suele ser dentado con muy diversas morfologías.
[1] Los esporangióforos están formados por un corto eje que se divide en pequeños pedicelos peltados con uno o dos esporangios productores de esporas.
[2] La presencia de varios tipos o morfologías de hojas en un mismo vegetal ha sido, sin embargo, interpretado por muchos autores como una adaptación a vida acuática o semiacuática.
[1] Algunos estudios parecen indicar que los extremos dentados de las hojas y varias estructuras mal identificadas de los tallos podrían haber actuado como garfios o espinas que facilitaran el hábito trepador.