Los palestinos reivindican un Estado que tendría la Línea Verde como frontera, y el cual además de los territorios antes mencionados incluiría a Jerusalén Este como su capital; esta tesis es la admitida por la llamada comunidad internacional generalmente.
Esta recomendación fue rechazada por la comunidad árabe, mientras que la mayor parte del liderazgo judío la aceptó.
La partición fue nuevamente propuesta por la ONU en 1947 en el Plan de partición de Palestina que recomendó dividir el mandato en dos Estados, uno judío y otro árabe, con un área bajo control internacional (corpus separatum) que incluía Jerusalén y Belén.
Sin embargo, el plan fue rechazado por los líderes de las naciones árabes y los líderes palestinos, quienes se oponían a cualquier partición de Palestina y a cualquier presencia judía independiente en el área.
Sin embargo, la idea sí ha tenido un abrumador respaldo en la Asamblea General desde mediados de 1970.