Su lema es: "Del lavadero y un botijo, salió el primer hijo".[1] En el siglo XIX se comenta cómo hay en el término «buenos montes poblados de encina, roble y otros árboles».[2] A mediados del siglo XIX, el lugar contaba con una población censada de 342 habitantes.En la localidad hay una iglesia parroquial bajo la advocación de Santiago Apóstol.[2] También hay una ermita dedicada a Santa Bárbara.