- 200), fue una mártir cristiana martirizada, junto con Irene, también egipcia y venerada como santa.
[4] Los sinasarios bizantinos y los menologios recuerdan a Sofía e Irene el 17 o 18 de septiembre.
En occidente, el primero en introducir a Sofía e Irene en el Martirologio Romano fue César Baronio, teniéndolas como mártires y fijando su festividad el 18 de septiembre.
[1][2] Una versión dice que después de ser decapitada, una cristiana recogió sus reliquias y las depositó en su casa, donde se obraron muchos milagros.
El emperador Constantino, informado de ello, hizo trasladar las reliquias a Constantinopla y construyó una gran iglesia en su honor.