En esta etapa transicional lograron elevarse ciertas voces críticas, aunque tuvieron que enfrentar cierta represión.
[5] Estas reformas habían empezado en 1965 bajo el nombre de «Nuevo Modelo Económico» tras su aprobación por el partido.
El programa no tenía previsto legalizar partidos independientes o propietarios privados de compañías.
Los acontecimientos provocados, especialmente por su rapidez, sorprendieron y consternaron a los dirigentes checoslovacos.
En un principio bajo fórmulas cogestionarias, pero los sindicatos con el apoyo de los estudiantes exigen mayor autonomía que tiende a sobrepasar las líneas del partido.
La mayoría de las personas implicadas en el proyecto reformista perdieron su poder político y fueron perseguidos.
Las críticas desde Occidente fueron casi inexistentes, los escritores de izquierda, como Tariq Ali, argumentaron que esto se debía a que los Estados occidentales veían el socialismo humano y democrático de Checoslovaquia como un desarrollo hacia una tercera vía, una amenaza más grande al capitalismo occidental que el proyecto comunista de la Unión Soviética y sus aliados que, en gran medida, ya estaba muy desacreditado para la sociedad occidental en 1968.
[3] En 1987 Mijaíl Gorbachov reconoció que la perestroika le debía mucho al socialismo con rostro humano.