Esta película marca el debut como directora en un largometraje de Aida Begić.
La más emprendedora de las mujeres, Alma, una joven viuda, intenta ayudar a las familias a sobrevivir produciendo mermelada de ciruelas y pasteles, pero el pueblo está demasiado lejos del mercado para tener clientes.
Accidentalmente, ella y otras mujeres conocen a un camionero de Zvornik, llamado Hamza, que les ofrece llevar las mercancías al mercado el miércoles siguiente.
De repente, Miro y Marc, agentes de una empresa extranjera respaldada por los serbios, entran en la ciudad y proponen comprar toda la zona por 70.000 marcos.
Todos los aldeanos viajan para encontrar los restos y reconciliarse con sus recuerdos.