Sistema emergente

Se caracterizan por resolver problemas, al menos en apariencia, espontáneamente; es decir, sin recurrir a una inteligencia de tipo centralizado o jerarquizado (descendente), sino de forma ascendente, desde la base, a partir de masas de elementos relativamente no inteligentes.

Ejemplos de estos sistemas de autoorganización, sorprendentemente parecidos entre sí, se están analizando en las ciencias naturales y sociales desde finales del siglo XX: las colonias del moho del fango (Dictyostelium discoideum) estudiadas por Evelyn Fox Keller y Lee Segel (biomatemáticos inspirados en Alan Turing),[1]​ los barrios urbanos estudiados por Jane Jacobs[2]​ o las redes del cerebro humano estudiadas por Marvin Minsky.

[3]​ El software y las redes sociales de reciente creación se desarrollaron siguiendo los mismos patrones.

Todos ellos son citados por Steven Johnson en el libro que popularizó el concepto desde 2001 (Sistemas emergentes.

O qué tienen en común hormigas, neuronas, ciudades y software).