Un año más tarde, realizó su profesión simple y al poco, se traslada a Marquina para continuar los estudios.
Previamente, realizó un viaje de estudios que le permitiría visitar Venecia, Viena, Munich, Bruselas y Londres.
Entre ellos cabe destacar originales desconocidos como cartas de Santa Teresa o escrituras fundacionales.
Muchos documentos se hubieran perdido definitivamente sin esta labor previa suya, ya que, durante la guerra civil española, cundió el expolio y la destrucción en los conventos.
Tenía 76 años y dejaba atrás una vida de fecunda entrega al Carmelo.
Dos rasgos sobresalientes de su generalato fueron la potenciación de los tradicionales desiertos carmelitanos, y la edificación del nuevo Colegio Internacional y actual sede del Teresianum en San Pancracio, que se inauguró ya tras su muerte, en el curso 1954-1955.
Su intensa tarea investigadora cuajó en los XX tomos de la Biblioteca Mística Carmelitana (1515-1535), con los que realizó una labor editorial de gran solvencia que permitió depurar y fijar los textos teresianos y sanjuanistas.
La Biblioteca Mística Carmelitana se comenzó a editar en 1515 (Burgos: “Tipografía El Monte Carmelo”).