Dones del Espíritu Santo

[2]​ Tales dones son siete: entendimiento o inteligencia, sabiduría, consejo, fortaleza, ciencia, piedad y temor de Dios.

El entendimiento nos ayuda a relacionar todas las verdades con nuestro propósito sobrenatural; ilumina aún más nuestra comprensión de la Sagrada Escritura; y nos ayuda a entender el significado del ritual religioso.

Este don refuerza la perspicacia a través de la oración, las Escrituras y los sacramentos.

[6]​ El consejo funciona como una especie de intuición sobrenatural, que permite a una persona juzgar con prontitud y acierto, especialmente en situaciones difíciles.

Francisco prosigue: "La piedad no es mera religiosidad exterior; es ese genuino espíritu religioso que nos hace dirigirnos al Padre como hijos suyos y crecer en el amor a los demás, considerándolos nuestros hermanos y hermanas".

Tomás de Aquino dedicó un artículo en su Suma teológica a defender que son siete.

[31]​ Aunque el Nuevo Testamento no se refiere a Isaías 11,1-2 en relación con estos dones,[32]​[33]​ según el Catecismo de la Iglesia Católica, estos dones "completan y perfeccionan las virtudes de quienes los reciben".

[34]​ Los reciben los iniciados en el Bautismo y se fortalecen en la Confirmación, para poder proclamar las verdades de la fe.

"La recepción del sacramento de la Confirmación es necesaria para completar la gracia bautismal", ya que "por el sacramento de la Confirmación, [los bautizados] se vinculan más perfectamente a la Iglesia y se enriquecen con una fuerza especial del Espíritu Santo.

[35]​ La Iglesia Anglicana se hace eco de la enseñanza católica, que enseña que "la impartición de los dones del Espíritu está asociada al bautismo, así como a la Confirmación y a la Ordenación".

El Papa León XIII en la encíclica Divinum illud munus, publicada en 1897, declaraba lo siguiente:[39]​

[40]​ Los frutos sobrenaturales en el alma de quien no presenta oposición a las inspiraciones del Espíritu Santo.

Los doce frutos del Espíritu Santo son: caridad, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, longanimidad, mansedumbre, fe, modestia, continencia y castidad, según enseña la Iglesia católica siguiendo lo que dice San Pablo a modo de ejemplo en Gálatas 5:22,23.

Totalmente relacionada con la bondad y la benignidad está la mansedumbre, que es como la perfección de aquellas dos.

Quien posee este don no se impacienta ni tiene sentimientos rencorosos contra quien la ofende.

[60]​ Los tres restantes frutos, la modestia, la continencia y la castidad están relacionadas con la virtud de la Templanza.