En el folclore japonés, los siete dioses de la fortuna (七福神, shichi fukujin) son siete deidades de la buena suerte y a menudo tienen su lugar en grabados netsuke y otras representaciones.Se dice que el sacerdote budista Tenkai seleccionó a estos dioses tras hablar con el shogun al que servía, Iemitsu Tokugawa, ante la orden de buscar a quienes poseyeran las virtudes perfectas: longevidad, fortuna, popularidad, sinceridad, amabilidad, dignidad y magnanimidad.Se dice que durante los tres primeros días de cada año, las siete divinidades se embarcan desde los cielos en un barco llamado Takarabune con tesoros del folclore japonés (muchas veces son prendas de ropa con poderes mágicos que los dioses usan) y se dirigen a los puertos humanos.Esta leyenda ha derivado en supersticiones como poner una imagen de los dioses debajo de la almohada el segundo día del año para tener un buen sueño y así tener suerte todo el año.Actualmente es común ver su figura en restaurantes donde se sirve pescado en cantidad o en las cocinas de los hogares.Al ser el patrón de los luchadores se le representa vestido con una armadura y un casco.En la mano izquierda lleva una pagoda (templo), ya que también actúa como protector de los lugares sagrados, y lugares importantes; en la mano derecha lleva una lanza para luchar contra los espíritus malignos.Es representada como una mujer inteligente, bella y portadora de los atributos antes mencionados.Por otra parte es el único Dios al que se le ha atribuye la habilidad de resucitar a los muertos.Normalmente lleva un bastón en una mano y en la otra un pergamino, con escrituras sobre el saber del mundo.Además, suele representarse bajo un melocotonero, puesto que el fruto de este árbol es considerado, por el taoísmo y corroborado por los científicos, capaz de alargar la vida al tener propiedades antioxidantes.Es representado como un hombre sonriente, calvo, gordo y con bigotes rizados.Su nombre Chino era Kaishi, aunque parece que su fecha de nacimiento es desconocida, su muerte está registrada en el marzo del año 916.
Grabado en madera del Takarabune (El barco del tesoro) de
Utagawa Hiroshige
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