El ixtete o la obsidiana fueron en Mesoamérica de uso religioso, industrial y artesanal, con colores que van del negro al dorado.
Y Xochitzol pidió: "Que mis lágrimas se conviertan en un faro de luz para cuando regrese mi amado".
Su llanto es el murmullo del viento y aún hay obsidianas tornasol por todos lados.
En este cerro hay vestigios arqueológicos de todas las civilizaciones que pasaron por allí: teotihuacanos, toltecas y aztecas.
Está a pocos minutos de Pachuca, ubicado en el Eje Neovolcánico.