Los picos situados en el borde del cráter están expuestos a la luz solar de forma casi continua, mientras que su interior permanece perpetuamente a la sombra (un cráter de oscuridad eterna).
El interior de este cráter, debido a su baja temperatura, funciona como una trampa fría que puede capturar y congelar sustancias volátiles arrojadas durante los impactos de aerolitos sobre la Luna.
Los picos que bordean el cráter Shackleton están próximos a tener iluminación permanente, con exposiciones solares superiores al 80%.
Por este motivo, el cráter Shackleton es uno de los asentamientos más probables para una futura base lunar.
[6] Por los mismos motivos, también existen zonas de oscuridad permanente en el fondo del cráter.