Por tanto, existen tres tipos o componentes de la sexuación: Clásicamente, en nuestro concepto sobre el sexo genérico la mayoría de la sociedad hace una clasificación dicotómica únicamente entre hombres y mujeres, pero hay que recordar que además existen otros casos muy diversos, por ejemplo la intersexualidad, la transexualidad y la feminidad/masculinidad externa, que difiere del propio “sexo genérico” de las personas.
Durante el desarrollo de los mamíferos, al principio las gónadas pueden transformarse tanto en ovarios como en testículos.
Las HAM y los andrógenos colaboran para permitir el movimiento normal de los testículos hacia el escroto.
Como función conjunta, son las responsables del desarrollo de los caracteres secundarios que marcan algunas diferencias entre el hombre y la mujer, como la contextura física, tono de la voz, distribución del vello y la grasa corporal, etc.
Estas hormonas circulan por la sangre unidas casi por completo a varias proteínas plasmáticas.
Por su parte, la progesterona influye en el desarrollo de las glándulas mamarias y prepara el útero para la implantación del óvulo.
Los cambios físicos en niñas son: Los cambios físicos en niños son: Como se ha dicho en muchas ocasiones, el cerebro es considerado el órgano sexual más importante del ser humano, y probablemente también en muchos otros mamíferos.
Diversas investigaciones realizadas entre los años setenta y ochenta por un grupo dirigido por el Dr. Günter Dörner, les permitieron llegar a un conjunto de conclusiones sobre la organización sexual del cerebro en mamíferos de laboratorio y en la especie humana¹.
En general, las investigaciones encaminadas en desvelar los posibles orígenes biológicos de la orientación sexual se agrupan en dos grandes grupos, las centradas en el posible origen genético y las centradas en el origen neuroanatómico.
A dicho grupo de células del área preóptica que mostraba dimorfismo sexual lo denominaron núcleo con dimorfismo sexual del área preóptica (SDN-POA).
Es importante indicar, además, que desde hacía tiempo se venía relacionando el área preóptica del cerebro con el comportamiento sexual.
De este modo se estudiaron los núcleos intersticiales del hipotálamo anterior (es decir, INAH-1, INAH-2, INAH-3, INAH-4) en cerebros de varón y de mujer, obteniéndose como resultó que el tercer núcleo intersticial del hipotálamo anterior (INAH-3) es el que muestra un dimorfismo más claro (¹Juan Ramón Lacadena, 1998)
Así mismo, la identidad sexual sería tal vez el producto más importante de la sexualización del cerebro, pero no el único.
Los hombres heterosexuales y las mujeres homosexuales tienen más conexiones nerviosas en la parte derecha de la amígdala, mientras que las mujeres heterosexuales y los hombres homosexuales tienen más conexiones en la parte izquierda, lo cual es fundamental para orientar al cerebro cuando éste recibe estímulos del exterior, como por ejemplo la orientación hacia una pareja en potencia.