Existen casos ocasionales donde se reportan criaturas alargadas y serpentinas en el océano, en algunas ocasiones son avistamientos donde hay múltiples observadores.
El escritor John Josselyn vio una serpiente marina en una roca de Cape Ann (Estados Unidos) según recoge en el libro An Account of Two Voyages o New England de 1674.
Investigaciones posteriores sobre las traducciones del diario dicen que el que realmente la vio fue su hijo Poul y así describen el hecho: En la versión de Hans Egede, la más popular, la criatura es tan grande como cuatro barcos y tan ancho como uno.
Henri Marie Ducrotay de Blainville, zoólogo y anatomista, también negó que pudiese mover como habían dicho los testigos, de forma articulada con un movimiento ondulante vertical, pues la espina dorsal se lo impediría.
[10] En junio de 1818 en Cape Ann se avistó desde un navío una gran serpiente.
Los tripulantes atestiguaron que levantó cola y cabeza a la par unos 6 metros.
Hubo varios avistamientos más ese verano, pero solo existe un informe realizado por el capitán de la Marina mercante C.L.
Al cabo de unos días se le dio caza, pero la serpiente logró liberarse del arpón.
[1] Tras tres semanas de búsqueda infructuosa, el Boston Weekly Messenger dio por finalizada la cacería.
En el semanario podía leerse que <
[1][11] En 1905, los naturalistas Michael John Nicoll y Edmund Meade-Waldo que se encontraban en el buque Valhalla del RYS en misión científica frente a las costas brasileñas observaron una criatura con un cuello de unos dos metros sobre el agua y que en su cuerpo tenía una gran aleta dorsal.
[15] El mito de la serpiente marina ha podido ser originado por varios animales: