La serie de tapices flamencos sobre escenas del Quijote, sitos en Pizarra (Málaga), fue realizada en el siglo XVIII y adquiridos posteriormente mediante subasta, constituyendo en sí un núcleo vital del arte cortesano, cuyas representaciones se extendieron posteriormente al ámbito burgués y que por su gran calidad técnica influyó además, en otras expresiones artística.
Presenta una composición cerrada, marcada por un eje asimétrico que se desplaza hacia la izquierda del espectador, dirigiendo la acción hacia el plano inferior, justo en primer término, donde se hallan los protagonistas.
La luz es homogénea en la composición e influye en la perspectiva, centrándose en los personajes de la zona inferior del cuadro, donde se desarrolla la acción principal, disminuyéndose en intensidad hacia el fondo del tapiz, donde se hace difusa.
La escena muestra a don Quijote tratando de fugarse sigilosamente por la ventana de una venta en la que se han alojado, creyendo el noble hidalgo que está aposentado en un castillo, negándose a pagar al posadero, mientras Sancho Panza es manteado en represalia.
Dimensiones: 3,22 x 3,08 m. Descripción: Este tapiz representa a un joven y apuesto don Quijote que es recibido con todos los honores por tres jóvenes damas ataviadas como cortesanas.
Dos damas aparecen junto al hidalgo con el pelo recogido y mostrando complacencia y satisfacción en sus rostros; una se inclina ante él, al tiempo que lo desarma, tratándose más bien de una socarronería; a la izquierda otra dama sostiene en sus manos un espejo para que el hidalgo pueda admirar sus elegantes vestiduras y otra gira su cabeza hacia el espectador, como invitándole a entrar en la escena y a participar de la bufonada.
Dimensiones: 3,22 x 1,83 m. Descripción: Esta escena está inspirada en el Capítulo LXII de la segunda parte, donde se le rinde homenaje a don Quijote mediante un banquete en casa de don Antonio, acompañados por diversos personajes y damas que charlan entre ellos, centrándose la composición en una amplia mesa repleta de viandas.
La composición se abre hacia la izquierda del espectador, en una falsa perspectiva que a través del camino y de los dos personajes va desdibujando los contornos y difumina el color en la distancia, aunque por otra parte se trata de una composición cerrada donde la totalidad de los elementos confluyen en torno a un elemento horizontal: la mesa y los comensales, en la que los diferentes personajes interaccionan y se superponen, siendo necesarios en la estructura global de la escena.
La composición de la escena es similar a una representación teatral, formada por un escenario cerrado donde las arquitecturas y el paisaje lejano configuran el decorado y, en primer plano, los personajes representan magníficamente la comedia.