Para atender el aumento del tráfico producido a principios del siglo XX en la línea Córdoba-Belmez, la Compañía de los Ferrocarriles Andaluces decidió adquirir locomotoras «du Bousquet» por su potencia y por ser articuladas.
En 1912 se adquirieron diez locomotoras a la factoría belga Usines Metallurgiques du Hainault,[1] que tras ser entregadas serían asignadas al depósito de la estación de Córdoba-Cercadilla.
Cada locomotora estaba constituida por un bastidor que sostenía la caldera, la cabina de conducción y la carbonera, apoyado sobre dos carros giratorios con tres ejes motores y un eje portador situado en el centro de la locomotora.
Estas locomotoras tuvieron un rendimiento muy apto para el duro perfil de la línea que subía a la sierra cordobesa.
En el álbum motor que editó la compañía en 1947 solo figuraban seis de ellas, numeradas 062-0401 a 0406.