Su última comparecencia como matador de toros fue en la misma plaza donde había tomado su alternativa: Madrid.
En esta ocasión el torero no encontró suerte en su actuación, obteniendo como único resultado positivo la ovación del público de Las Ventras tras lidiar al segundo de su lote: Aguilar sorteó una muy difícil papeleta.
El quinto fue también otro toro que, pese a desplazarse algo más, no acabó de definirse.
Aguilar lo intentó y llegó a firmar algún natural de buena factura.
Fueron pasajes aislados, sin continuidad, como el propio "carriquiri", que se movió sin clase.
Esta decisión, según una entrevista concedida a la revista Aplausos, vino determinada por considerar cómo su "carrera estaba muy estancada y como lo que más me llena es esta profesión, quiero seguir en ella”.