Entre los seis figuraban Tan Sitong, cuyas palabras tras la detención —que China nunca lograría renovarse hasta que hubiera hombres dispuestos a morir por ella— fueron recordadas por varias generaciones de chinos, y Kang Guangren, hermano de Kang Youwei, el principal diseñador, impulsor y director de las reformas junto con Liang Qichao y Tan Sitong.
Tan Sitong intentó un golpe de Estado para evitar que actuara en contra del emperador pero fracasó.
Kang logró escapar a Shanghái y desde allí huyó a la colonia británica de Hong Kong, mientras que Liang y Tan Sitong se refugiaron en la embajada de Japón.
Pero Tan no quiso acompañar a Liang al exilio a Japón y abandonó la embajada siendo detenido inmediatamente.
Una gran multitud contempló cómo se rompía el cuenco.