[6] En un mercado cuasi escolar, los padres disfrutan de una autonomía muy amplia para elegir la escuela de sus hijos y luego implementan estrategias socialmente diferenciadas para hacer esta elección, estrategias que contribuyen a la guetización escolar dentro del sistema educativo.
[7] En un mercado cuasi escolar, las escuelas también tienden a tener mayor libertad para seleccionar – directamente (filtrando las inscripciones) o indirectamente (mostrando un perfil escolar que atraiga a una categoría específica de familias)– su audiencia, lo que lógicamente refuerza la segregación.
La polarización de la educación en una red pública y una red privada competidora también juega un papel importante, ya que la educación privada tiende a captar estudiantes con el índice socioeconómico más alto.
[11] Implica distinciones debido a los diferentes recursos (económicos, culturales, sociales, etc.) de las familias.
Estas separaciones sociales son importantes en Francia, como demuestra Felouzis: "si se toma como referencia el nivel de segregación social entre establecimientos finlandeses (base 100), este nivel de segregación social es de 169 en el Reino Unido (es decir, un 69% más alto), 193 en Estados Unidos, 205 en Japón, 223 en Francia, es decir, un 123% más".
[12] Asimismo, en todos los cursos profesionales son los estudiantes de origen obrero los más numerosos.
No se puede negar el derecho a una educación inclusiva alegando que, en una clase especial, el niño recibirá mayor atención debido al menor número de alumnos.
Según el sociólogo Pierre Merle y los estudios en Francia en los que se basó para escribir su obra La ségrégation scolaire (2012),[26] los establecimientos privados educan a una baja tasa de estudiantes con discapacidad, una baja proporción de estudiantes con grandes dificultades académicas, así como niños de barrios populares, al mismo tiempo que se declaran "abiertos a todos".
[27] Aunque la educación inclusiva tiene como objetivo garantizar que los estudiantes con discapacidad puedan estudiar en clases y escuelas convencionales adaptadas (y no sólo en los "centros de excelencia" existentes en las grandes ciudades), existen numerosos desafíos para que esto se convierta en realidad.
Aunque la realidad de España es diferente a la estadounidense, el objetivo es el mismo: crear una alianza entre escuelas estigmatizadas y centros culturales o de investigación relevantes, para atraer estudiantes que en otras circunstancias no estarían interesados en estudiar allí.
Cabe señalar, sin embargo, que si bien contribuyeron eficazmente a atraer una nueva clientela y a reducir la "guetización", las "escuelas magnet" en el caso español también consiguieron reducir drásticamente la participación de sus antiguos alumnos, formados por hijos de inmigrantes; hay casos en los que este porcentaje bajó del 70% al 20%.
Incluso si los padres de los interesados tuvieran un coche (y el tiempo disponible para llevar y traer al niño a la escuela todos los días), esto puede tener un impacto considerable en el presupuesto familiar.