La Energía Eléctrica en México desde sus inicios fue considerada estratégica para la soberanía nacional, por lo que existen limitaciones para la participación privada y se permite a las empresas extranjeras operar en el país sólo a través de contratos de servicio específicos.
De la capacidad instalada, el 66% es térmica (gas, carbón, diésel), el 15% es hidroeléctrica, 8,3% eólica, 6,9% solar, 1,9% nuclear y el 1% es geotérmica.
El 51,4% de la capacidad adicional serán ciclos combinados y un 9,6% será producción termoeléctrica.
Estas conexiones se han utilizado principalmente para importar y exportar electricidad en casos de emergencia.
[5] Para el año 2030, se estima que la generación alcanzará los 505 TWh, con un 59% de electricidad generada con gas, 19% con carbón, 10% con petróleo, 7% hidroeléctrica y 3% a partir de energías nuevas y renovables.
El SIBC está conectado a la red del Western Electricity Coordinating Council estadounidense, mientras que SIBCS y SIMUL están totalmente aislados.
Manuel Moreno Torres en Chiapas, con 2,400 MW,[18] Ésta es la número 32 de energía hidroeléctrica más productiva del mundo.
El país tiene un importante potencial minihidroeléctrico estimado en 3200 MW (en los estados de Chiapas, Veracruz, Puebla y Tabasco).
[6] Parque Eólico La Venta y Guerrero Negro, que tienen una capacidad combinada de 86 MW.
Otros estados con potencial eólico son Zacatecas, Hidalgo y Baja California.
[17] Se calcula que la inversión pública en energía eólica para el período 2006-2015 será de 791 millones US$.
[21][22] México tiene un gran potencial geotérmico debido a su intensa actividad tectónica y volcánica.
Existen cuatro campos geotérmicos actualmente en funcionamiento: Cerro Prieto, Los Azufres, Los Humeros y Las Tres Vírgenes.
[20] México también cuenta con un gran potencial para producir energía a partir de biomasa.
El sector eléctrico en México atravesó su primer proceso serio de reorganización durante los años 30.
Se creó el Código Eléctrico Nacional y la Comisión Federal de Electricidad (CFE), una empresa pública recién creada y financiada por el estado, pasó a dominar toda la inversión en capacidad nueva.
Durante esa década, el gobierno también creó la Compañía de Luz y Fuerza del Centro (LFC) para suministrar electricidad a la Ciudad de México y a los estados vecinos.
Además, el aumento en los precios del petróleo durante los años 70 generó ingresos extraordinarios en un México rico en petróleo, lo que permitió al país mantener importantes subsidios para la generación de electricidad.
Esta modificación, que permitió la participación privada en la generación, fue, y todavía es, discutida por inconstitucional (en 2002, la Corte Suprema de México dictaminó que la ley de 1992 podría ser inconstitucional).
Las tarifas las aprueba la SHCP y no el ente regulador del sector de energía.
Además, el porcentaje de subsidios dirigidos a la población no pobre siguió siendo elevado, aproximadamente el 64%.
Estas nuevas tarifas buscaban cargar precios más elevados por el uso en exceso de energía.
Debido a restricciones presupuestarias, el gobierno se dio cuenta de que no podía proporcionar todos los recursos necesarios y decidió complementar los esfuerzos del sector público con Pidiregas, un esquema diferido de financiación.
[28] Pidiregas se ha ampliado y también ha crecido cuanto a montos (PEMEX los utiliza para montos cuatro veces mayores a los de CFE), aunque el motivo original de su existencia haya desaparecido.
[28] Por consiguiente, Pidiregas no puede ser considerado como una genuina inversión privada ya que, con la participación real del sector privado, las empresas tomarían decisiones de inversión y asumirían el riesgo total.
[30] Actualmente (julio de 2007), en México existen 32 proyectos MDL registrados relacionados con la energía.
En la siguiente tabla se resumen los proyectos y las reducciones de emisión relacionadas.
[31] Fuente: UNFCCC Actualmente, el Banco Mundial está aportando fondos y asistencia a través de varios proyectos relacionados con el sector energético en México.