Originalmente ordenado sacerdote, en 1525 Franck fue al partido reformado en Núremberg y se convirtió en predicador en Gustenfelden.
Su primera obra fue una traducción al alemán (con adiciones) de la primera parte del Diallage (o Conciliatio locorum Scripturae), dirigida contra los sacramentarios y anabaptistas por Andrew Althamer, luego diácono de San Sebaldo en Núremberg.
Había publicado en 1539 Kriegsbuchlein des Friedens, Schrifftliche und ganz grundliche Auslegung des 64 Psalms y Das verbutschierte mit sieben Siegein verschlossene Buch (un índice bíblico, exhibiendo la disonancia de la Escritura).
Pero su ánimo no le faltó, y en sus últimos años exhortó, en una carta pública en latín, a su amigo Johann Campanus a que mantuviera la libertad de pensamiento frente al cargo de herejía.
Desdeñó la institución humana de la iglesia, y creía que la teología no podía pretender con propiedad dar expresión a este mundo interior de Dios en el corazón del creyente.
Por ejemplo, Franck escribió: «Para sustituir la Escritura para el Espíritu autorrevelado es poner la letra muerta en el lugar del Mundo viviente...»