Los nueve chicos fueron acusados por un grupo de adolescentes blancos que viajaban en el mismo tren; tras llegar la falsa noticia a las autoridades, el tren fue parado y los nueve adolescentes negros fueron detenidos, pese a ser menores de edad.
Las prisas del juez y del jurado impidieron que sus abogados defensores, uno especializado en pleitos inmobiliarios y otro que no había tomado parte en un caso desde hacía décadas, tuvieran tiempo de revisar las pruebas o preparar la defensa.
En paralelo, el abogado George W. Chamlee informó, tras investigaciones privadas, que Ruby Bates y Victoria Price se prostituían en Tennessee, atendiendo tanto clientela blanca como negra, hecho no considerado en el primer juicio.
La Corte Suprema del estado ratificó siete de las ocho condenas, obligando solamente a repetir el juicio de Roy Wright, que sólo tenía 13 años.
El abogado defensor fue el reconocido abogado neoyorquino Samuel Leibowitz, miembro del Partido Demócrata, quien no cobró honorarios y que intentó, sin éxito, que algunos miembros del jurado fuesen de raza negra.
Durante el nuevo juicio contra Haywood Patterson, una de las presuntas víctimas, Ruby Bates, fue duramente interrogada por Leibowitz y acabó por confesar que ninguno de los jóvenes negros las había violado y que había mentido por miedo a ser acusada y encarcelada por prostitución.
El juez Horton anuló la sentencia y dictó un nuevo juicio, en el que Haywood Patterson fue condenado nuevamente a cadena perpetua por un jurado compuesto exclusivamente por blancos, al subsistir dudas sobre el motivo real de las presuntas víctimas para denunciar.