El guion fue escrito por Ivor Montagu, Walter Meade y la novelista Mary Hayley Bell, esposa de Mills.
La película también es conocida por su banda sonora de Ralph Vaughan Williams, que luego fue convertida en su "sinfonía antártica".
Scott también visita a Fridtjof Nansen, quien insiste en que una expedición polar debe usar solo perros, no máquinas o caballos.
Con la ayuda de una subvención del gobierno finalmente logra recaudar suficiente dinero para financiar la expedición.
Al llegar a las montañas que bordean la meseta polar, Wilson muestra a los hombres algunas plantas marinas y fósiles de árboles que ha encontrado, también un trozo de carbón, a satisfacción de Scott, demostrando que la Antártica debe haber sido un lugar cálido una vez y así abrir posibilidades económicas.