Inmortalizada en un cuadro de Van Gogh, esta localidad fue antiguamente una modesta aldea centrada en la pesca y ahora es un lugar turístico, gracias a su extensa playa.
Su casco urbano aloja el centro de detención del Tribunal Penal Internacional.
La actividad pesquera tenía un protagonismo económico casi total en la localidad; hacia 1870 eran más de 150 los barcos que se dedicaban a ella.
Por ejemplo: los barones Thyssen-Bornemisza se instalaron aquí a principios del siglo XX.
Fue en esta localidad turística donde nació el famoso coleccionista de arte Hans Heinrich von Thyssen-Bornemisza, impulsor del Museo Thyssen-Bornemisza que expone una selección de la que fue su colección privada.