Ahí se unió a una sociedad literaria clandestina y colaboró en varias publicaciones, sobre todo en su faceta de narrador.
Así movilizó a personajes tan distinguidos como el entonces canciller Bruno Kreisky y el cardinal Franz König.
En Escuela para idiotas, un joven esquizofrénico dialoga consigo mismo, o sea, con sus varios "yoes", sobre las condiciones que reinaban en la Unión Soviética mediado el siglo XX.
En 1980, publicó Meschdu sobakoi i wolkom, (cuyo título, que significa Entre perro y lobo, recontextualiza un modismo sobre el crepúsculo).
Esta segunda novela, aún más rica en juegos verbales que la primera, tiene por ello fama de intraducible.