Cueva de Santimamiñe

Está considerada como un icono de la cultura vizcaína y su principal yacimiento prehistórico.

[3]​ La cueva se sitúa enfrente del bosque de Oma, también llamado bosque encantado de Oma, por albergar la obra artística realizada por el pintor y escultor vasco Agustín Ibarrola.

A comienzo del siglo XX, en sus dos primeras décadas, los hallazgos de cuevas con arte parietal paleolítico se incrementaron.

El hijo del dueño, José F. Bengoechea, le contó que en una excursión en enero de ese año y junto a unos amigos, habían visto dibujos "chiminos"[4]​ en una cueva de la zona.

En Euskadi hay otros yacimientos importantes que completan un amplio panorama de hallazgos pictóricos rupestres que se suman a los de Asturias, Cantabria y Aquitania.

A partir de 2006 se pretende aplicar un plan de excavaciones arqueológicas sistemático que complete el realizado entre 2004 y 2006, en el que se obtuvieron muy buenos resultados.

Tiene una longitud de 365 m, que se podían visitar antes del cierre al público en 2006, y hay abundantes formaciones cálcicas con numerosas estalactitas y estalagmitas que llegan a formar curiosas figuras.

Las primeras figuras se hallan en la sala principal, cerca de la entrada, unos diez metros después del vestíbulo.

En la antecámara hay un amplio conjunto de figuras muy deterioradas, donde destacan caballos y bisontes.

Junto a la entrada hay un grupo de bisontes grabados y pintados.

Los visitantes, mediante unas gafas especiales, se adentran en un paseo por la cueva, durante el cual van recibiendo explicaciones en diferentes idiomas.

Monumento a José Miguel de Barandiarán, próximo a la cueva
Entrada a la cueva