Cursó sus estudios primarios en las Escuelas Pías, donde recibió una sólida formación que marcó su estilo artístico.
Sus estudios secundarios los hizo en el Instituto de Tarrasa, donde entre sus profesores tuvo al escultor Carlos Armiño Gómez, que lo animó a descubrir su sensibilidad artística y a entrar en contacto con la Escuela paisajística de Olot, que también ejerció una gran influencia en su dominio artístico.
La crítica en el diario Cròónica Social decía así: "... cabe mencionar también una tela del joven pintor Padrós que dice mucho a favor de este prometedor artista".
Fue decisiva en él la influencia estética novecentista del escritor y crítico de arte Eugenio d'Ors, quien le reservó grandes elogios.
En esta ciudad Santiago Padrós abrió su estudio artístico y pasó a tener una gran actividad generada por encargos llegados no solo de España sino también del resto del mundo, especialmente de iglesias que habían sido destruidas durante la guerra civil española.
Santiago Padrós dejó una extensa obra en dibujos y pinturas con un gran predominio de temas religiosos, destacando su faceta mosaista.
Padrós tardó cuatro años en hacerlo, instalándose al principio en los vacíos espacios del Teatro Real de Madrid y luego en su propio estudio madrileño para implementar sus creaciones en la misma cúpula.
La dificultad extrema del mosaico, sabiamente solventada por Santiago Padrós, reside en la difícil técnica de representación de imágenes sobre superficies abovedadas sin que sufran ninguna deformación (como ocurre con una fotografía que al hacerla convexa queda deformada).
La Virgen, frente al Cristo, preside otros grupos que también se dirigen hacia Dios.