Santa Teresa, conocido como el Montmartre carioca, se distingue por su perfil colonial, casi sin que la modernidad haya influido en su estética, con gran cantidad de edificaciones históricas, algunas de ellas construidas en el siglo XVIII.
Su vida social y atracción turística se concentra en el Largo dos Guimarães, con numerosos restaurantes, que van desde el Bar do Mineiro (una económica feijoada bien servida) y Espirito Santa (comida amazónica en uno de los restaurantes más caros de la zona que funciona en una antigua casa reciclada), hasta Sobrenatural (especializado en frutos de mar) y Thiago (cuya especialidad es el chop de cerveza negra).
El barrio Santa Teresa surgió en torno al convento homónimo, en el siglo XVIII.
La zona fue inicialmente poblada por la clase alta, en la que fuera una de las primeras expansiones fuera del núcleo central de la ciudad.
Algunos de los sitios de interés de Santa Teresa son: Se puede acceder a Santa Teresa por las calles Monte Alegre, Cândido Mendes, Paula Mattos, Ladeira do Castro, Alice y Francisco Muratóri.