Santa Marina es el tema de varios lienzos atribuidos a Francisco de Zurbarán, o a su obrador —con mayor o menor colaboración del propio maestro—.
Un prefecto romano llamado Olibrio se encaprichó de ella, deseándola como esposa, concubina o esclava.
Al negarse a sus pretensiones, Marina fue acusada de practicar el cristianismo.
Zurbarán pinta a Marina de tres cuartos, vistiendo como una pastora acomodada.
Una carta del canónigo López Cepero, intercediendo a favor del Isidore Taylor —que quería comprar el conjunto para Luis Felipe I de Francia — atestigua la presencia de estas obras en el Hospital en 1837.