Es autora de numerosos escritos donde muestra su devoción por Cristo resucitado.
[1] Llegó a ser abadesa del monasterio de clarisas fundado por su padre.
Su padre, Giulio Cesare, era el duce de la ciudad, y tuvo una esmerada educación nobiliaria, pese a que sus padres no estaban casados.
[3] Su padre quería que se casase, pero a los veintitrés años ingresó en el monasterio de clarisas de Urbino tras, según ella, haber recibido visitas divinas y mantenido conversaciones con Cristo.
Más tarde, su padre quería tenerla más cerca, e ingresó en el monasterio de Santa Maria Nuova de Camerino.