Todo en el rostro cansado de Santa Ana es serenidad, placidez, maternal sosiego, transparencia espiritual.
Sentada sobre un supuesto banco – los paños bien tratados cubren todo asiento- recoge en el regazo señorial de la falda, el rollo bíblico medio desenvuelto, mientras que con la otra mano va indicando los sagrados textos a la hija.
Coplas (Romance a dúo): Primer tramo: ''En el Puerto de la Isleta desembarca un capitán y conduce ya sus tropas buscando dónde acampar.
Mariscaba una Señora a la orilla de la mar, se le acercan tres soldados, un obispo y un deán.
Coplas:Segundo tramo: - Diga usted, señora anciana, ¿cuál es el mejor lugar para instalar nuestra tropas y edificar el Real?
- Por allá del Guiniguada, donde está aquel palmeral establecerán su sitio y también mi catedral.
Coplas:Tercer tramo: Cuando vuelven sus miradas la Señora ya no está, que era la noble Santa Ana, según reveló el deán.