[1] Tras ser colegial del Colegio Mayor de San Bartolomé, se hizo fraile agustino en el convento que esta Orden tenía en Salamanca.
Fue conocido por su intervención en la vida de la ciudad y su mayor logro fue conseguir apaciguar la querella que enfrentaba a dos bandos de familias nobles que durante cuarenta años disputaban en Salamanca, con muertes violentas por ambas partes.
De él se recuerdan en Salamanca dos milagros: cuentan las crónicas que un niño se cayó a un pozo profundo, pero Juan echó su cíngulo, que llegó hasta donde el niño pudo tomarlo.
Juan le detuvo y amansó diciéndole: "Tente, necio".
Se dice que un comendador de la ciudad tenía una amante.
Sus restos están enterrados ahora en la Catedral Nueva de Salamanca, aunque hay reliquias suyas en Sahagún y en varios otros lugares del mundo.