Respecto al relieve, principal agente que define el paisaje, la zona norte del término municipal se caracteriza por un relieve de pequeñas lomas y valles con una red de barrancos encajada, la zona sur y este presenta las mayores elevaciones del término, con la sierra de Portell y el monte Mollet "El Tossal de Mollet" como elementos representativos.
Se accede a esta localidad desde Castellón de la Plana tomando la CV-16 y luego la CV-160.
Estas tierras han estado ocupadas por los más diversos pobladores, iberos, romanos (que dejaron su importante huella en el Mas de Flors), musulmanes y la creación de un núcleo cristiano con la reconquista (donación en el año 1238).
La base económica se centra en la industria cerámica que concentra a su alrededor casi el 100% de toda la actividad laboral de la población, teniendo esta una gran expansión tanto en el ámbito nacional como internacional y, habiendo quedado la agricultura en un plano muy secundario, reduciéndose a unos pocos incondicionales.
Se trata de un verdadero e interesante complejo arqueológico, tanto por su estratégica situación como por la relativa facilidad con la que se diferencian cada una de sus partes más significativas: una villa, una acrópolis, y un castillo de forma rectangular cuya ocupación es constatable ya en los alrededores del siglo V y hasta el IX.